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03/02/11

Desde hace varios días los trabajadores y sectores populares del mundo entero siguen con atención y simpatía la extraordinaria movilización revolucionaria del pueblo egipcio. La revolución triunfante que protagonizaron las masas en Túnez provocó un cambio de tal magnitud que la llama revolucionaria comenzó a extenderse a casi todos los países del norte de África. Un nuevo triunfo del movimiento de masas, como el que esta madurando día a día en Egipto, puede terminar arrastrando al precipicio a la mayoría de los gobiernos y regímenes autocráticos de la región, creando condiciones muy favorables para nuevos avances.

Las enormes aspiraciones de cambios políticos, económicos y sociales que motorizan la revolución árabe que ha comenzado son similares a las que durante la última década provocaron la movilización revolucionaria en distintas regiones de nuestro continente. Esto permitió derrotar a un número muy importante de
gobiernos, dejar profundamente heridos a los regímenes bipartidistas que llevaron adelante las reformas neoliberales durante los 90 y en algunos países avanzar en la recuperación de parte de la independencia política y económica que se había perdido.

Los trabajadores y el pueblo de nuestro país estuvieron a la vanguardia de este proceso continental. En diciembre del 2001, la gesta que pasó a la historia con el nombre de Argentinazo, provoco que cayeran uno detrás de otro distintos gobiernos y que sufriera un golpe demoledor el viejo régimen bipartidista. Pero al no lograr construir rápidamente una alternativa política superadora con peso de masas, lo viejo terminó reciclándose. Sin embargo, desde el 2001 las viejas estructuras del PJ y la UCR, pilares del régimen político que nos sumió en la dependencia y la pobreza, no han podido superar su crisis. A lo que tenemos que agregar en la actualidad que el kirchnerismo, que logró atemperar durante un tiempo la dinámica que abrió el Argentinazo, está en un proceso de franca retirada.

Nuevamente en nuestro país las aspiraciones de cambio ganan fuerza. Los vientos que soplan desde la lejana tierra de las pirámides y también desde distintos rincones de nuestra América nos empujan favorablemente. Y a diferencia del 2001, viene creciendo una alternativa que se postula y trabaja incansablemente para derrotar definitivamente al bipartidismo y aplicar un programa para transformar la Argentina. Es la que estamos construyendo desde el Movimiento Proyecto Sur junto a Pino Solanas y su candidatura a presidente.

Nos proponemos seguir fortaleciendo esta herramienta unitaria que ha comenzado a ganarse la simpatía de una franja muy importante del movimiento de masas y trabajar para ampliar la unidad hacia otros sectores afines. Nuestro movimiento es el único donde confluyen corrientes que reflejan las diversas tradiciones populares que se han ido arraigando durante décadas en nuestro pueblo y que se articulan detrás de un proyecto común de emancipación plasmado en las Cinco Causas fundacionales de este espacio. Y es el único que cuenta con una referencia como la que encarna Pino, que sintetiza la unidad, las propuestas de cambio y la amplitud necesaria para aglutinar a amplios sectores independientes que buscan una alternativa distinta. Es por todo esto que existe una gran potencialidad de crecimiento para disputar de igual a igual en las próximas elecciones tanto con el oficialismo como con las distintas variantes de derecha en la que se encuentra dividida la oposición. Y también una gran oportunidad para organizar a miles de trabajadores, jóvenes y vecinos en todo el país para encarar con mucha mas fuerza las luchas que vendrán y poder sostener con éxito los cambios estructurales que nos proponemos llevar adelante.

Desde el MST durante el resto del año que acaba de comenzar pondremos todos nuestros recursos humanos, políticos y organizativos al servicio del fortalecimiento de la candidatura de Pino, de la construcción del Movimiento y el apoyo a las luchas de los trabajadores y el pueblo. Invitamos a todos los trabajadores, jóvenes y vecinos que crean que vale la pena unirnos para intentar transformar la argentina a que trabajemos juntos. A que conformemos centenares de mesas por Pino presidente en todo el país, con nuestros compañeros de trabajo, con nuestros amigos en las facultades y colegios, con nuestros vecinos en los barrios. Para que no quede ninguna provincia, ciudad o barrio sin recorrer para llevarle nuestras propuestas y sumarlos a esta verdadera patriada.

 

 


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