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01/04/11

En nuestro país, por primera vez en muchos años, confluyen una situación objetiva muy favorablecon la existencia de una herramienta política inmensa para capitalizarla, de la cual somos parte. Nuestro partido se ha incorporado de forma plena al Movimiento que lidera el compañero Pino Solanas(1). Esta nueva ubicación nos plantea una de las mayores oportunidades políticas que hemos tenido como organización.

La confluencia con Proyecto Sur representa una oportunidad inmensa, ya que hemos logrado empalmar con un espacio político referenciado en un dirigente con peso y simpatía en una franja muy importante del movimiento de masas. Nuestra corriente siempre tuvo la política de intentar confluir con otras organizaciones de izquierda y fundamentalmente con aquellos sectores que proviniendo del peronismo, una de las tradiciones mas arraigadas de nuestro pueblo, avanzaban a posiciones altamente progresivas como fue el caso, por ejemplo, del Frente del Pueblo en 1985, conformado por diversos sectores de la izquierda marxista y peronista. Sin embargo, todos los intentos anteriores, pese al éxito que tuvieron en su momento, presentaban el límite de que los viejos partidos y el régimen de conjunto no atravesaban la crisis terminal en la que se encuentran hoy, fruto del golpe enorme que significó el Argentinazo y la nueva etapa mundial que actúa como marco internacional. Actualmente, los enormes cambios ocurridos en el país nos plantean a los socialistas del MST la perspectiva cierta de actuar como parte de un movimiento político que tiene planteado tener en el orden electoral peso en franjas de masas y trascender ese terreno para desarrollarse como fuerza orgánica militante antiimperialista y emancipadora a lo largo y ancho del país.

Un mundo cruzado por la crisis de regímenes y vientos de cambio

En los últimos años, desde nuestra corriente venimos intentando avanzar en la elaboración teórica y política, con la mente abierta a los enormes cambios que se han ido produciendo. Nos mueve la necesidad de comprender mejor el período histórico que atraviesa la lucha de clases en el mundo, analizar sus particulares características y avanzar en la intervención y construcción de una alternativa revolucionaria de masas. Estamos convencidos de que asistimos a una nueva etapa mundial, superadora de la que se inició con la caída del Muro en 1989 y caracterizada por la crisis de mayor envergadura que haya sufrido hasta ahora el sistema capitalista tomado integralmente en sus aristas económica, política, ideológica, militar y moral. Esta realidad viene provocando cambios de todo tipo y motoriza el surgimiento de nuevos fenómenos políticos que con sus ritmos y manifestaciones específicas se dan en casi todos los países, confirmando su carácter de proceso único mundial. El ascenso de las masas árabes del Norte de África es una de las expresiones de esta nueva realidad y ha provocado en esa región del mundo un cambio del mapa geopolítico que tiene un rango de magnitud política comparable a lo que significó la caída del estalinismo en la Europa Oriental después de 1989. América Latina por su parte es un polo claro en la actual situación mundial y se ubica a la vanguardia en lo que a descomposición de regímenes y viejas direcciones políticas se refiere y sobre todo por el surgimiento de corrientes nacionalistas de izquierda con peso de masas en varios países. En nuestro país, las jornadas revolucionarias de diciembre del 2001 nos pusieron a tono con los procesos de lucha más avanzados de Latino-américa y el mundo. Sin embargo, las debilidades objetivas del propio proceso y la falta de una alternativa revolucionaria con peso suficiente como para aprovechar la crisis y resolverla a favor de los trabajadores y el pueblo; sumado a la existencia de debilidades teóricas y políticas propias para afrontar los enormes cambios que se estaban produciendo en dicho momento, entre otros múltiples factores, hicieron que dicha oportunidad se desaprovechara. Como contraparte, las contradicciones del proceso nos fueron permitiendo, en un curso autocrítico de debate interno, sacar conclusiones que nos armaron con mayor claridad para la realidad presente.

Un enorme espacio a la izquierda de la superestructura política burguesa

Para ubicar la coyuntura política actual hay que partir de explicar que Kirchner supo aprovechar las debilidades objetivas y subjetivas que dejó el argentinazo. Y con el viento de cola de una situación económica altamente favorable pudo desarrollar una política de concesiones y doble discurso al servicio de intentar sepultar los fenómenos más dinámicos que se abrieron en el 2001. Si bien esto fue desacelerando el ritmo que había tomado la situación, no pudo revertir el cuadro estructural de crisis del régimen y de todas las direcciones burguesas y burocráticas tradicionales que abrieron las jornadas del 19 y 20 de diciembre de aquel año. El desgaste que ha ido experimentando el oficialismo y su combinación con la continuidad de luchas y procesos, viene acelerando la situación política. La simpatía nacional de la figura de Solanas y la vitalidad del Movimiento Proyecto Sur son la expresión del nuevo momento que se vive en el país. De allí que la curva descendente que vive el kirchnerismo, no solo no fortalece a la derecha -tal como pretende la campaña instalada mediá-ticamente desde el gobierno-, sino que muy por el contrario es la causa última del espacio a izquierda del espectro político argentino que ha comenzado a capitalizar el Movimiento que integramos y lidera Pino. Esta potencialidad cierta plantea como posibilidad política que Proyecto Sur se pueda transformar en uno de los fenómenos más avanzados en el continente y abonar a un salto de calidad para la izquierda revolucionaria en su ubicación Latinoamericana.
Aunque la oportunidad frente a la que estamos como corriente tiene como primera estación la lucha electoral, estamos convencidos de que este proyecto político puede trascender lo electoral y transformarse en una construcción fuertisima de tipo movimien-tista -con distintas corrientes o tendencias actuando en su interior- para actuar cotidianamente dando respuestas a los problemas que atraviesen al país. En todo caso a esto apostamos nosotros y gran parte de los componentes del Movimiento. Esta afirmación hace parte de una tesis troncal de nuestra elaboración pos argen-tinazo que defiende como orientación política indispensable vertebrar construcciones lo más amplias y duraderas posibles, como puente indispensable para la construcción de la herramienta revolucionaria con influencia de masas. Estrategia que solo podrá materializarse si en el proceso de trabajo colectivo con compañeros que provienen de otras experiencias que hemos iniciado, más el aporte de nuevos contingentes, se produce una síntesis superadora que permita construir una dirección y columna de cuadros capaz de llevar adelante todas las tareas que estarán planteadas.
No tener una política y orientación en el sentido que estamos planteando es lo que está llevando cada vez más al sectarismo y la marginalidad política a una parte de la izquierda argentina y a otra al oportunismo más desvergonzado. Nosotros hemos sacado una conclusión: no hay ninguna posibilidad de disputar hacia la influencia de masas si como primer paso no somos parte de alternativas amplias como la que hemos comenzado a construir con los compañeros que integran Proyecto Sur. Esta conclusión hace parte de un patrimonio teórico-político que asumimos y que defiende el pronóstico de un ciclo donde se suceden crisis revolucionarias como la del 2001, revoluciones sin direcciones revolucionarias al frente y que no se terminan resolviendo favorablemente al movimiento de masas por la ausencia de alternativas revolucionarias con peso de masas. Todo esto pasó en el argentinazo. A partir de allí concluimos que si afrontamos las próximas crisis con un pequeño grupo, autoproclamatorio, nunca se podrán resolver positivamente esos giros históricos. Por eso es de vida o muerte discutir a fondo cómo nos preparamos las fuerzas anticapitalistas para intervenir en la próxima crisis revolucionaria que más temprano que tarde tendremos que afrontar. En esos remezones del movimiento de masas se dan los giros a izquierda, y si llegamos con una acumulación podemos incidir objetivamente y disputar con chances el curso del proceso. En definitiva, se trata de llegar a los próximos argentinazos con ciertos elementos de influencia de masas y no esperar hasta ese momento para plantearnos esta tarea. Para esto es ineludible desplegar políticas amplias, de transición, siendo parte de fenómenos masivos. Las corrientes sectarias ni se plantean esto porque son profundamente escépticas, no creen que esté planteado disputar el poder y por eso se dedican al propagandismo y la autorreferenciación. Nuestra corriente tiene que tener claridad teórica y política de todo esto para salir a la ofensiva a actuar en el movimiento de masas, disputar la vanguardia y enfrentar a la ofensiva todos los debates.

¿Qué es el Movimiento Proyecto Sur?

En primer lugar es una construcción amplia, imprescindible para lograr tender un puente con el movimiento de masas y un sector mayoritario de la vanguardia. En ese sentido es la versión “a la argentina” de una organización de nuevo tipo como la que hace poco tiempo dio origen al PSOL en Brasil o al NPA en Francia. Y tiene algunas similitudes organi-zativas con lo que fué el Frente Amplio y el PT en sus orígenes. También todas las condiciones para convertirse rápidamente en un Movimiento con peso de masas. Es una organización profundamente antiimperialista y enemiga acérrima de los grandes grupos económicos. Sus objetivos son la realización de reformas radicales. Nuestra corriente, el MST, será un ala izquierda del movimiento, anticapitalista y en lucha por el socialismo. No con el objetivo de imponer su perfil ya que lo que le da fuerza y vitalidad a Movimiento Proyecto Sur es la amplitud y síntesis superadora que representa Solanas, lo que permite actuar sobre distintos sectores que se ven reflejados en su discurso en defensa del patrimonio nacional, sino para ayudar a atraer y agrupar con el movimiento a los sectores que evolucionen más a la izquierda.
El Movimiento actualmente está integrado por 5 fuerzas nacionales. El partido Proyecto Sur, que es el espacio fundacional del espacio con Pino como referente y un grupo de intelectuales y militantes sociales provenientes del nacionalismo popular; el Partido Socialista Auténtico, que es una fuerza proveniente del viejo Partido Socialista que empalmó con Solanas en una primera instancia; una corriente compuesta por referentes de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), cuyas figuras más visibles son Claudio Lozano en Capital y Victor De Gennaro en Provincia de Buenos Aires; Libres del Sur, que viene de realizar una experiencia en el kirchnerismo; y nuestro partido, el MST. Está en proceso de integración el Partido Comunista Revolucionario, de orientación maoísta, y también son parte gran cantidad de personalidades y grupos políticos y sociales a nivel de las localidades. Hay polémicas que cruzan la rica vida interna de Movimiento Proyecto Sur. Una de ellas gira en torno de si la alternativa que estamos construyendo debe seguir delimitándose de manera irreconciliable con los partidos que provienen del bipartidismo como opinamos varios de los componentes del espacio o hay que cambiar esta definición fundamental. Otra polémica, ligada a la anterior, se desarrolla entre los que nos planteamos la construcción del Movimiento como algo estratégico y a largo plazo en el sentido que ya hemos explicado, y un sector que ubica a Proyecto Sur como un mero Frente Táctico Electoral. En estos debates hemos ido confluyendo cada vez más con Pino, los compañeros de Proyecto Sur y el PSA. Ultimamente la realidad también ha colocado el debate sobre el lugar desde donde la candidatura de Solanas puede aportar más en esta coyuntura al desarrollo del proyecto nacional del Movimiento: como Jefe de Gobierno de la Capital donde hay muchas chances de ganar o manteniendo su candidatura a Presidente donde está planteado realizar una muy buena elección.

Programa antiimperialista y anticapitalismo

Proyecto Sur defiende como base programática y perfil cinco causas nacionales que señalan una perspectiva y orientación de profundo contenido antiimperialista y transformador para Argentina. La causa por la igualdad y la justicia social, que aborda el problema de la miseria popular. La causa por la recuperación de los recursos naturales, la soberanía y la defensa del patrimonio y el medio ambiente, que integra la lucha por la recuperación del petróleo, el patrimonio metalífero, el sistema de transporte, naval y aeronáutico públicos. La causa por la democratización de la democracia, que implica imple-mentar mecanismos plebiscitarios de control social incluyendo la revoca-bilidad de mandato de los cargos electivos y una Asamblea Constituyente para la refundación del país. La causa por la cultura y la educación basadas en una ética solidaria y de respeto a la dignidad humana. Y, finalmente, la causa por la reconstrucción de las industrias y servicios públicos, la promoción científico-técnica y la integración autónoma de América latina.
Cada una de estas causas expresan propuestas específicas de un antiimperialismo radical muy positivo, que juega un rol importante en países dependientes-semico-loniales como el nuestro y más aún en el contexto del proceso latinoamericano. Nosotros como corriente anticapitalista asimilamos como punto de partida el programa del Movimiento y lo integramos a las propuestas transicionales hacia el Socialismo que perfilamos como nuestra estrategia histórica. Estrategia que, en la medida que esta nueva fuerza crezca y avance, cada vez estará más cerca de hacerse realidad.

(1) Fernando “Pino “ Solanas. Exitoso director cinematográfico y referente cultural y político de larga trayectoria en el país. Actualmente se desempeña como diputado nacional. Fue la sorpresa de las elecciones del 2009 donde la fuerza que encabeza estuvo a pocos votos de ganar en la Capital del país.

Revista Propuestas para el Socialismo del Siglo XXI abril 2011


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