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La decisión de terminar con la cuarentena está claramente influenciada por el poder económico y pondrá en riesgo la salud de millones. Pese a que el pico de contagios se prevé para el próximo mes, el gobierno cede a la presión de las cámaras empresarias. En lugar de reflexionar sobre lo que pasó el viernes con los jubilados Fernández se propone multiplicarlo. Es claro que el discurso de cuidar la salud por sobre la economía está dando lugar a una “nueva fase” para cuidar las ganancias privadas por sobre la salud de las mayorías”.

La cuarentena debe sostenerse el tiempo necesario para garantizar la salud de la población y, además, ponerse todos los recursos del país para atacar la pandemia. Hay que estatizar el sistema de salud privado y poner a toda la industria a producir los elementos necesarios para abastecer de insumos a los hospitales y de elementos de seguridad a los trabajadores esenciales y la población. Y para que la disyuntiva no sea salud o hambre hay que garantizar el salario completo a todos los trabajadores y una ayuda de 36 mil pesos a todo trabajador informal o cuentapropista. Esto se puede hacer si no se paga la deuda, se nacionaliza la banca y se implementan fuertes impuestos a las grandes empresas que han amasado enormes fortunas todos estos años.


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