PROYECTO DE DECLARACIÓN
La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresa su profundo pesar por el fallecimiento del joven trabajador del subte Diego Martínez, ocurrido el martes 21 de marzo mientras desempeñaba sus tareas como técnico de mantenimiento en el taller Congreso de Tucumán, y hace llegar sus condolencias a sus familiares y compañeros de trabajo.
Fundamentos
Sra. Presidenta:
Se llamaba Diego Martínez. Tenía 32 años, estaba casado y tenía un hijo. Era técnico de mantenimiento del subte.
El martes 20 de marzo a eso de las 17 horas, mientras Diego desarrollaba sus tareas en el taller Congreso de Tucumán de la Línea D, como lo hacía todos los días, recibió una descarga eléctrica de la máquina soldadora con la que estaba trabajando y murió.
Sus compañeros del taller informaron que personal jerárquico de la empresa Metrovías S.A. intentó desenchufar el aparato y trasladarlo a otro sector, pero esto fue impedido por los demás operarios. Asimismo, denunciaron que uno de los cables de la soldadora estaba pelado y quemado, evidente signo de un cortocircuito. El personal del juzgado, bomberos y peritos se hizo presente en el taller recién tras seis horas de ocurrido el hecho.
La empresa difundió ese día un comunicado de prensa afirmando que “se desconocen las causas” de lo ocurrido. Además hizo circular la versión de que existía un video de cámaras de seguridad del taller donde se veía al trabajador desvanecerse tras lavarse la cara en una pileta, intentando así atribuir su fallecimiento a problemas de salud.
Sin embargo, y en coincidencia con lo denunciado por los trabajadores del subte, el informe de la morgue judicial confirma que la muerte se produjo como consecuencia de un paro cardíaco provocado por electrocución.
El mismo día 20 se realizaron paros parciales en las líneas D y C. El comunicado de prensa de la comisión directiva del sindicato AGTSYP, que nuclea a los trabajadores de Metrovías, señala: “En el día de hoy perdió la vida un joven trabajador del taller Congreso de Tucumán de la Línea D que se encontraba en su puesto de trabajo realizando tareas que no deberían presentar riesgo alguno para su vida si se hubiera realizado el mantenimiento correspondiente.
“A pesar de las constantes denuncias realizadas por la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro, la desidia de Metrovías se cobró la vida de un compañero y destruyó una familia. Consideramos que los accidentes que se pueden evitar no son tales y exigimos se investigue y sancione a los responsables.
“Los intereses de una empresa no pueden estar por encima de la seguridad de pasajeros y trabajadores de un servicio público esencial como el subterráneo de la Ciudad de Buenos Aires.”
Hoy, jueves 22 de marzo, los trabajadores paran desde las 14 hasta las 16 horas en las seis líneas del subte y el Premetro. Como ellos lo dicen, “esta medida se realiza con el objetivo de exigir justicia para nuestro compañero y una investigación exhaustiva que conduzca a una condena a los responsables de la muerte de un joven trabajador.”
Como ocurriera con el accidente de Once que se cobrara 51 vidas, no estamos en este caso ante un accidente sino ante la lamentable reiteración de una tragedia anunciada. Es decir, ante una nueva muerte evitable. Más allá de las denuncias que desde hace años vienen realizando los trabajadores del subte, la sola y simple colocación de disyuntores hubiera permitido por ejemplo salvar la vida de Diego.
Un concesionario privado que pese a recibir subsidios estatales incumple las inversiones de seguridad más elementales, más un Estado ausente que no ejerce debidamente su poder de policía y control, son una suma mortal.
Desde ya, las soluciones de fondo para el subte, los ferrocarriles y todo el transporte público son motivo de arduos debates que no son el objeto de este proyecto. No obstante, la realización de una auditoría integral sobre el estado de las líneas y el material rodante del subte resulta de una urgencia evidente.
Entretanto, lo mínimo que puede hacer esta Legislatura es expresar su sentido pesar por la muerte de Diego.