La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresa su preocupación ante la situación de inminente desalojo del Hotel BAUEN, autogestionado por sus trabajadores; declara su solidaridad con los mismos e insta al Congreso de la Nación a dar pronto tratamiento al proyecto de ley de expropiación del mencionado hotel.
Fundamentos
Sra. Presidenta:
Las fábricas recuperadas y autogestionadas por sus trabajadores son un ejemplo de la batalla librada por los sectores olvidados por las políticas oficiales, que cobró fuerza a partir de la crisis de del 2001. Actualmente las empresas recuperadas son más de 200 y han creado 15.000 puestos de trabajo. No obstante, solo una pequeña parte de ellas ha logrado resolver definitivamente su situación legal, librando engorrosos trámites judiciales en los estrados donde se dirimen los fraudes que las llevaron a la quiebra.
Estas cooperativas de trabajo exigen, desde hace varios años, una política de Estado hacia el sector, siendo su principal reclamo la sanción de una Ley Nacional de Expropiaciones para Fábricas Recuperadas y la reforma de la Ley de Quiebras que, durante la gestión de Carlos Menem, fue modificada para dar privilegios a los acreedores bancarios, anteponiéndolos a los derechos de los trabajadores. En los hechos, esto significa un incentivo legal para desguazar los activos de las empresas, lo cual hace inviable cualquier opción para mantener en funcionamiento la unidad productiva y, con eso, la fuente de trabajo.
El caso del Hotel Bauen es una clara muestra de la respuesta obtenida hasta ahora por los trabajadores. Su ubicación en nuestra Ciudad es estratégica: sobre la avenida Callao, a metros de la avenida Corrientes, es la más visible y céntrica de las cooperativas que integran este movimiento. En un año de funcionamiento, logró pasar de 35 a 140 integrantes. Durante las 24 horas mantienen a pleno el funcionamiento del hotel, el auditorio, la cafetería, la librería y los salones para eventos. Obras de teatro, emisiones radiales de gran audiencia, ciclos musicales y exposiciones de arte formaron parte de la programación desde el año 2005 hasta la fecha. También fue sede de eventos internacionales, como la exposición de arte Ex Argentina, organizada por el Goethe Institut o la Feria Cultural, organizada por la embajada de Venezuela. Pero el Hotel Bauen se caracteriza, por sobre todo, por brindar solidariamente sus espacios a numerosas organizaciones sociales que se reúnen allí para debatir, organizar y difundir sus actividades.
Toda esta tarea, más la propia de un hotel cuatro estrellas, fue sostenida durante estos años al mismo tiempo que sus trabajadores libraban una dura batalla por regularizar su situación legal. No debemos perder de vista que la gestión de los trabajadores y trabajadoras recuperó el hotel, lo puso a funcionar y generó más de 150 nuevos puestos de trabajo.
Los antecedentes del grupo empresario favorecido por la actual orden de desalojo son nefastos:
- Mientras la dictadura militar torturaba y asesinaba militantes populares, en 1978 se realizaba el Mundial de fútbol en Argentina. Como parte de la infraestructura se inaugura el Hotel BAUEN S.A. en pleno centro porteño. Con un crédito blando del Banco Nacional de Desarrollo a favor de Marcelo Iurcovich se financia su construcción. Esta mole de 20 pisos nace parida por el peor monstruo de la historia del país y es deudora directa a favor de nuestros 30.000 compañeros desaparecidos.
- Durante los ’80 y los ’90 fue sede de una febril actividad de la farándula decadente y los políticos del poder concentrado. Entre los ilustres personajes que pasaron por el hotel se destaca Carlos Saúl Menem y su bunker de campaña electoral.
- Iurcovich -titular de esta empresa- nunca habilitó debidamente el hotel, jamás devolvió el préstamo al Estado, no pagó impuestos, se endeudó por millones de dólares y así acumuló grandes ganancias. Sus herederos hoy tienen dos hoteles más y vaya a saber cuánto más, fruto de explotar a sus trabajadores.
- En 1997 Iurcovich le vendió el hotel al grupo económico Solari S.A. Su titular operó de idéntica manera que el patrón anterior: solo pagó la primera cuota de la compra.
- El 22 de febrero de 2001 la justicia decretó la quiebra de la empresa Solari S.A., que hasta ese momento administraba el hotel. El 28 de diciembre dejan en la calle a los 80 últimos trabajadores/as que quedaban.
- Solari S.A. había comenzado a comprar el inmueble de Hotel Bauen y por eso suscribió un boleto de compra/venta frustrado: sólo pagó algunas cuotas a Iurcovich, quien reclamó ante el juez la nulidad del contrato.
- Tras la quiebra, Iurcovich ofreció devolver los cuatro millones recibidos -de los 12 millones que cotizaba el total de la venta- a cambio de que la justicia le devolviera el inmueble.
- La justicia accedió al pedido, pero Iurcovich nunca pagó. Así las cosas, legalmente la propiedad no pertenece a nadie: el que la compró no terminó de pagarla y el que la vendió no restituyó nunca lo cobrado al fondo de la quiebra. Semejante situación genera una indefinición legal sobre a quién le pertenece el inmueble.
- Vale recordar que Iurcovich es dueño de Poliequipos, una empresa de servicios de salud que fundó hace 40 años y cuyo principal cliente es el gobierno porteño. La firma cobró notoriedad cuando se vio involucrada en la muerte de dos pacientes de la terapia intesiva del Hospital Santojanni, el 30 de junio de 2005. Poliquiepos tiene su sede en Callao 322, a metros del Hotel Bauen.
En este contexto, en marzo del 2003 un grupo de ex trabajadores junto a obreros y obreras de otras empresas recuperadas -como IMPA e Imprenta Chilavert- deciden romper el candado y vuelven a entrar a las instalaciones del hotel. Se crea así la Cooperativa BAUEN.
Los trabajadores encontraron el hotel absolutamente vaciado y destruido. Durante cuatro años reacondicionaron todas las instalaciones y llevaron adelante una exitosa gestión obrera. Se generaron así más de 150 nuevos puestos de trabajo cuando el país atravesaba su peor crisis económica. Se demostró que la gestión sin patrón es absolutamente viable y tal vez sea este el motivo que más incomode a los poderes del Estado y a los antiguos patrones, quienes pregonan que una administración “seria y exitosa” no puede ser propia de los trabajadores.
Durante todos estos años las puertas de la cooperativa de trabajo estuvieron abiertas para todos los sectores sociales que defienden sus derechos.
El 20 de julio de 2007, como última medida antes de la feria judicial, la jueza Paula Hualde dictaminó el desalojo del Hotel e intima a que en 30 días los trabajadores se retiren del inmueble para restituirlo al supuesto dueño. Lamentablemente, en agosto de 2011, la decisión de la Corte Suprema de la Nación ratificó el fallo de la mencionada magistrada y restituyó el inmueble de Callao 360 a Mercoteles S.A., desestimando el pedido de autorización de os trabajadores para seguir explotando el hotel. Mientras eso ocurría, mantuvieron los mismos criterios la Sala C de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial y la procuradora fiscal que debió dictaminar en la causa.
Entretanto, en el Congreso de la Nación ha quedado pendiente de debate un proyecto de Ley de Expropiación del hotel, presentado por la diputada Victoria Donda. Los trabajadores están dispuestos a defender su fuente de trabajo. Los poderes del Estado deberían extremar los esfuerzos para dar la respuesta que ellos reclaman.