La Ciudad medirá el valor económico del trabajo hogareño de las mujeres
Ayer (05/12/13) la Legislatura porteña aprobó por unanimidad de todos los bloques políticos una ley por la cual la Ciudad de Buenos Aires medirá en sus estadísticas el valor económico del trabajo domestico no remunerado que realizan las mujeres.
En julio pasado, a través de la comunera Maru Lopes, las Mujeres del MST-Nueva Izquierda habían presentado un proyecto para medir ese valor así como la brecha salarial de género. El proyecto fue hecho propio por el diputado Alejandro Bodart y a los pocos días resultó aprobado por el Parlamento de las Mujeres de la Ciudad.
A su vez, en agosto, el diputado Francisco Quintana presentó otro proyecto para visibilizar el aporte del trabajo doméstico (que llama “economía del cuidado”) aunque sin cuantificar su valor. Bodart planteó entonces una precisión explícita y Quintana la aceptó, con lo cual la ley finalmente se votó en forma unánime.
Asimismo, ambos diputados comprometieron la presentación de un nuevo proyecto de ley conjunto para agregar la medición estadística de la brecha salarial y de ingresos entre mujeres y hombres en la Ciudad.
Presentado por Maru Lopes miembro de la Junta Comunal Comuna 10 (02/07/13)
Hace propio el Diputado Bodart (04/07/13)
Proyecto de Ley
Art. 1º.- A partir de la sanción de la presente ley, el Gobierno de la Ciudad incorpora en sus estadísticas la medición de los siguientes parámetros:
a. La brecha salarial y de ingresos entre mujeres y hombres.
b. El valor económico del trabajo doméstico de las mujeres no remunerado.
Art. 2º.- Comuníquese, etc.
Fundamentos
Para diseñar políticas públicas adecuadas, desde cualquier gobierno, es fundamental contar con información y datos precisos y actualizados. Pero si desde el Estado y sus organismos se ignora la realidad, mal se la puede luego modificar.
Todas y todos sabemos que existe una fuerte brecha del promedio salarial entre hombres y mujeres. Actualmente esa desigualdad se estima en cerca del 30%. No nos referimos a igual salario por igual trabajo, ya que una maestra formalmente gana lo mismo que un maestro, sino al promedio de ingresos del hombre y la mujer. La media salarial es menor para las mujeres, porque globalmente solemos ocupar los puestos relativamente peor remunerados.
Las estadísticas de la Ciudad hoy miden la ocupación, el desempleo y el subempleo por género, pero no así la desigualdad salarial ni tampoco, obviamente, su evolución. Y esos datos son imprescindibles para saber si avanzamos hacia una mayor igualdad o no.
Otro problema es que ni en la Ciudad ni en el conjunto del país se mide el valor económico del trabajo doméstico de las mujeres, de las amas de casa, que no es reconocido ni remunerado. Nos referimos al valor económico de las horas y horas que las mujeres, todos los días y año tras año, lavamos, planchamos, atendemos los chicos, limpiamos la casa, hacemos las compras, preparamos la comida, entre otras tareas. De alguna manera, con la jubilación al ama de casa, el Estado reconoce que se trata de un verdadero trabajo. Estimaciones internacionales indican que dicho valor que producimos las mujeres ronda nada menos que entre un 35 y hasta un 40% del PBI nacional.
Nos parece muy importante, entonces, que ambas cuestiones se empiecen a medir adecuadamente en las estadísticas de la Ciudad: la brecha salarial de género y el valor del trabajo doméstico no remunerado Por eso de las Mujeres del Movimiento Sin trabajo “Teresa Vive” proponemos este sencillo pero significativo proyecto de ley. Porque para avanzar en resolver los problemas, lo primero es visibilizarlos y cuantificarlos.
La Ciudad de Buenos Aires ha sido la vanguardia en el país en varias cuestiones de género: fue la primera en tener programas de educación sexual y la primera en tener ley de educación sexual. Asimismo, fue la primera a nivel nacional en tener ley de salud reproductiva. Nos parece que también debería ser a primera en tener estadísticas científicas que nos ayuden a avanzar hacia una mayor igualdad de género en cuanto a los salarios e ingresos y en reconocer el valor económico del trabajo doméstico no pago de las mujeres. Es un paso elemental, como parte de la batalla de fondo por todos los derechos que el Estado nos adeuda a las mujeres.