La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresa su solidaridad democrática con el pueblo de la República Bolivariana de Venezuela y rechaza de plano las maniobras y presiones golpistas de los sectores proimperialistas de ese país, que encabezan Leopoldo López y María Corina Machado por un lado y Henrique Capriles por otro.
Asimismo, insta al gobierno de Nicolás Maduro a cambiar su política actual y resolver en forma urgente las acuciantes necesidades populares, a sostener las conquistas sociales y la renta petrolera estatal, a no ceder a sectores de la derecha y avanzar en medidas antiimperialistas y anticapitalistas, y a no obstaculizar el protagonismo del pueblo trabajador y su libre expresión en defensa de la revolución bolivariana.
Fundamentos
Sra. Presidenta:
Las recientes y desafortunadas declaraciones de Luis D’Elía sobre la derecha venezolana han generado debates y también.proyectos en esta Legislatura. A nuestro juicio, el debate de fondo acerca de la crítica situación en Venezuela debe atravesar otros carriles mucho más trascendentes. A tal fin reproducimos el posicionamiento de nuestro partido, de fecha 25 de febrero:
Los acontecimientos que sacuden a Venezuela se han transformado en uno de los principales hechos políticos del mundo y de Latinoamérica. La revolución bolivariana, enorme proceso protagonizado por el pueblo y que tuviera el liderazgo de Chávez, se ganó años atrás el apoyo y la simpatía de millones de trabajadores y jóvenes de nuestro continente y el mundo. Lógicamente, hoy se vive una gran preocupación e incertidumbre. Compartimos esa inquietud con todos aquellos que quieren que Venezuela avance en sentido independiente, antiimperialista y anticapitalista. Y por eso queremos expresar nuestra opinión sobre la difícil realidad venezolana.
Estamos ante una ofensiva de los sectores burgueses y proimperialistas con sus representantes políticos Leopoldo López y María Corina Machado por un lado, que actúan como ala dura, mientras por otro lado Henrique Capriles encabeza una versión más negociadora pero defiende a la vez a López y Machado. Éstos, desde el día 12 de febrero han apelado a acciones violentas convocando a terminar con el gobierno. Más allá de matices entre ellos y de sus argumentos, ambos sectores tienen un mismo objetivo estratégico: derrotar la revolución bolivariana y recomponer en Venezuela un régimen político y económico al servicio del imperialismo, las transnacionales petroleras y la gran burguesía. Lejos de defender la democracia, todos ellos han apoyado el robo petrolero y los sabotajes, y promovieron intentos golpistas. Quieren recuperar el manejo de resortes fundamentales de la economía del país para el establishment, lograr un mayor compromiso con el FMI, anular conquistas muy importantes en el terreno político, social y económico, y recuperar el control de PDVSA apropiándose de toda la renta petrolera.
Por eso desde el MST-Nueva Izquierda, en primer lugar, manifestamos nuestro rechazo a ese objetivo de la oposición política venezolana y de los sectores del poder económico y financiero que la sustentan. Nada bueno puede venir para el pueblo venezolano ni para Latinoamérica de parte de esos sectores que con garrote o zanahoria pretenden terminar con el proceso bolivariano, utilizando por estos días el descontento real de un importante sector de la juventud y el pueblo venezolano para sus propios fines. Como siempre, detrás de todo esto está el imperialismo yanqui, que necesita recuperar terreno en nuestro continente. Lo hace a través del Acuerdo del Pacífico con Perú, Colombia, México y Chile. Pero un cambio político en Venezuela ayudaría mucho a sus fines políticos y económicos.
Los nefastos intereses del imperialismo, las grandes transnacionales petroleras, la gran burguesía venezolana y la oposición política están muy claros. Al mismo tiempo, creemos que la situación económica y social real que vive Venezuela merece una reflexión profunda y, a nuestro modo de ver, un urgente cambio de rumbo por parte del gobierno.
En primer lugar, porque desde hace años se fue enquistando al interior del proceso una casta burocrática que desde el Estado y el gobierno jugaron un rol muy negativo, evitando que la revolución avanzara en medidas anticapitalistas, haciendo acuerdos con sectores de la burguesía, enriqueciéndose ellos mismos al amparo de los negocios petroleros y tratando de de acallar las voces críticas que surgían dentro del proceso. Este accionar, que atenta contra las necesidades del proceso, jugó a la vez el rol de desmoralizar a franjas de la propia base social bolivariana, en algunas elecciones motivó que miles no fueran a votar como forma de expresar su descontento y en los últimos meses, paralelo al agravamiento de la crisis económica, una franja de la población comenzó a romper con el gobierno. De todo esto es responsable la conducción del gobierno y del PSUV. Y pone de nuevo blanco sobre negro que toda revolución que no avanza, retrocede. Y no hay manera de que avance sin medidas profundas que liquiden realmente el poder capitalista, ni protagonismo obrero y popular en la toma de las decisiones.
Sobre esta base de problemas que vienen de arrastre, actualmente el propio Maduro y su equipo tienen también una gran responsabilidad en lo que está aconteciendo. Lejos de tomar medidas que solucionen los graves problemas sociales que se venían agravando, avanzaron con la devaluación y con el comienzo de una relativa liberalización del mercado petrolero, como parte del proceso de negociación que emprendieron meses atrás con la oposición política y económica. Así el descontento fue creciendo y esa situación es la que aprovecha la derecha para salir a la ofensiva. De nada sirve sólo explicar que el desabastecimiento, acaparamiento y los precios altos los generan los grandes empresarios; eso es así. El problema es que el gobierno no tomó medidas drásticas para frenarlos. Y así la situación se va deteriorando, dejándole un gran campo de acción al poder político y económico proimperialista. A esta situación se agrega el muy equivocado argumento de que la burguesía tiene un sector “malo” y otro “bueno”, generando falsas expectativas y pudiendo llevar así al proceso bolivariano y a su propio gobierno a un callejón sin salida.
Por eso compartimos la declaración de nuestros compañeros venezolanos de la corriente Marea Socialista, cuando dicen: “Llamamos al gobierno del presidente Maduro a rectificar y aplicar medidas anticapitalistas para garantizar el abastecimiento, frenar el aumento descontrolado de precios y poner en marcha una nueva fase del proceso bolivariano”. En nuestra opinión, esto significa cambiar la política actual y avanzar en el control total del comercio exterior y de la banca, en un plan integral de la producción de alimentos que incluya la expropiación de toda empresa que desabastezca y acapare productos. Nacionalizar los principales resortes de la producción. Y redefinir la política petrolera, avanzando en su total nacionalización y un control social sobre la misma, como base para una planificación total de su producción, uso y comercialización. Sin un cambio urgente y claro en estos temas no hay manera de que el proceso bolivariano salga de su crítica situación.
Junto a estas medidas, impulsamos otra cuestión que consideramos muy importante: el garantizar y defender el derecho a la movilización del pueblo trabajador, de los sectores populares, campesinos y de la juventud. Que la derecha haga acciones violentas no puede ser motivo de coartar el derecho a movilizarse y reclamar de los miles que tienen justas demandas y quieren que mejore su situación social, ni de frenar las críticas u opiniones diversas. No hay manera de defender la revolución bolivariana y lograr cambios transformadores y socialistas sin la mayor movilización y protagonismo popular, para que sean los trabajadores y el pueblo los que decidan. Y esto incluye la necesidad de abrir los medios de comunicación estatales a la opinión y libre circulación de ideas de las organizaciones obreras, populares, de la juventud y a los medios alternativos y comunitarios.
Frente al imperialismo que quiere recuperar peso en la región y a la ofensiva sobre Venezuela es necesario y urgente -antes de que sea demasiado tarde- que se tome este camino anticapitalista y verdaderamente democrático, que es el único que puede evitar que la derecha política y económica siga avanzando.
Por último, ante la crisis que vive Venezuela, en nuestro país tanto el gobierno nacional como la oposición de derecha emiten sus opiniones. No compartimos ninguna de ellas. Repudiamos los dichos hipócritas de la oposición de cuño pejotista o del frente “progresista” radical; Massa, Binner, Carrió o la UCR, que elogian a la derecha venezolana y se colocan en el campo reaccionario que cobra víctimas y pretende sumir en el hambre a los venezolanos abonando por la derrota del proceso bolivariano. También las de Macri, que aquí ajusta, persigue y reprime a los que reclaman y ahora quiere posar de democrático ante los hechos de Venezuela. Y asimismo denunciamos la hipocresía del gobierno nacional de CFK, que pretende equiparar la situación de Venezuela y de Argentina, al servicio de sostener la crisis actual, el fracaso de su modelo y apuntalar el ajuste en curso en nuestro país. Denuncia el intento de golpe en Venezuela con el objetivo de intentar mostrar que hay un golpe también aquí. Pero en nuestro país, el verdadero golpe en curso es el que sufren los bolsillos de millones de trabajadores con la devaluación, la inflación y los bajos salarios.
Por todo esto, desde el MST llamamos a repudiar la estrategia política de la derecha venezolana y sus acciones violentas en la calle. Estamos por la defensa de las conquistas sociales del proceso bolivariano y por superarlas con un verdadero rumbo socialista, que solo puede venir con medidas acordes y con el pueblo revolucionario siendo actor y parte de las decisiones que se tomen en adelante. Por eso nos ponemos a disposición de realizar una campaña y todas las acciones unitarias que hagan falta al servicio de este objetivo.