En el marco de la movilización de los trabajadores de la Línea 60 (MONSA) por el reintegro de 5 conductores despedidos, el miembro del cuerpo de delegados, Héctor Cáceres, denunció que el 19 de agosto un sujeto salió de un Volkswagen rojo, frenó junto a su auto y lo quemó frente a su casa. “Claramente este fue un mensaje de la patota burocrática de la UTA que quiere romper el plan de lucha por la reincorporación de los 5 choferes”, manifestó Cáceres. Asimismo, indicó que el 21 de agosto por la mañana recibió un llamado anónimo amenazante contra él, su esposa e hijos, si continuaba denunciando los ataques.
El ataque a Cáceres se suma a otra decena de denuncias y hechos que la patota de la UTA en connivencia con la patronal MONSA, vienen cometiendo contra los trabajadores y delegados antiburocráticos. Así ocurrió el año pasado con el incendio del coche de otro delegado de la 60, Néstor Marcolín; la agresión a la familia de otro delegado del 60, Daniel Farella; la golpiza al chofer de la Línea 135, Germán Amor; y la embestida contra Marcelo Wissoc, otro trabajador de la 135 hace apenas unas semanas.
Además de los hechos descritos, los delegados plantearon el grave acoso laboral y las enfermedades laborales que padecen, como la diabetes nerviosa y dolencias ligadas a la salud mental, las cuales no están contenidas en ninguna ley sobre patologías propias de los conductores.
Se informó que ya existen 17 causas abiertas ante las persecuciones y agresiones de delegados y trabajadores del sector, sin resultado alguno hasta el momento. “Sabemos que se trata de facciones pagadas de la hinchada de Chicago y Unidos”, aseguró el delegado afectado.
Por su parte, la esposa de Cáceres señaló que lo ocurrido “es un ataque a toda la clase trabajadora”, y agregó que “no nos han puesto a un solo policía a cuidar la puerta de mi casa”.
Los delegados comunicaron que solicitarían una entrevista con el Ministerio de Justicia y Seguridad “para que tome cartas en el asunto”. Paralelamente a ello, los trabajadores continúan con su plan de lucha por la reincorporación de los conductores despedidos y demandas laborales, y se mantienen en asamblea permanente.
Cáceres hizo sus declaraciones acompañado de dirigentes de su organización, del subte, de agrupaciones de derechos humanos. En la ocasión contó con la presencia solidaria del diputado porteño Alejandro Bodart.
“El uso de patotas es repudiable y muestra la desesperación de la patronal y la burocracia frente a un sindicalismo de lucha que crece”, expresó Bodart.