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Proyecto de declaración

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a través del Poder Ejecutivo, solicita al Poder Judicial de la Nación la inmediata separación de su cargo del fiscal Justo Joaquín Rovira, DNI Nº 8.488.469, actual titular de la Fiscalía de Instrucción en lo Criminal N° 7, quien actuó como personal civil de Inteligencia del Batallón 601 del Ejército durante la última dictadura militar.Fundamentos

Sra. Presidenta:

En la nómina de personal civil del Batallón 601, órgano clave de la represión genocida, bajo el Nº 4.022 aparece Justo Joaquín Rovira.

Una investigación del periodista Ricardo Ragendorfer publicada el 26 de abril de 2010 en el diario Miradas al Sur brinda bastante información al respecto.

El 30 de abril de 1980, Rovira fue convocado a la sede del Batallón, ubicada en el tristemente célebre edificio de Viamonte y Callao. Esa mañana se le informó su “nombramiento condicional” con categoría C-C3-IN 14, es decir como “agente secreto”. Tuvo el legajo R 1208. De allí en más, su nombre de cobertura sería Juan José Revello. Al año, su nombramiento fue confirmado, como lo certifica un documento firmado por el jefe máximo del Servicio de Informaciones del Ejército (SIE), coronel Mario Oscar Davico, instructor de mercenarios en América Central durante la dictadura.

En la documentación del Batallón 601, desde luego, no hay registros más específicos acerca de las acciones en las que participó el actual fiscal. Sin embargo, el hecho de haber integrado la llamada “Compañía de Ejecución A”, de la “Central de Reunión”, indica que sus funciones sólo pueden haber oscilado entre infiltraciones, secuestros e interrogatorios.

En las periódicas evaluaciones del personal por parte de sus jefes, resaltan sus excelentes notas -con un promedio 9,66 sobre 10- en el rubro “desempeño en tareas especiales”. “Manifiesta voluntad para asimilar las enseñanzas que la actividad informativa requiere. Ha logrado integrarse fácilmente en el equipo de trabajo. Es práctico y expeditivo en el análisis de la tarea a cumplir. Merece la confianza del jefe de la unidad”, se dice de él en una cuartilla firmada por el mandamás de la “Central de Reunión”, teniente coronel Edgar Gustavo Gomar.

El 12 de abril de 1984, ya durante el gobierno de Raúl Alfonsín, Rovira presentó su renuncia al SIE. La razón: “Ejercer como abogado”, según consta en la foja 33 de su legajo. Abdicaba así de ser “Revello” para retornar a la piel de Rovira.

Ahora, en los pasillos de Tribunales pocos son los que se sorprenden del pasado represivo de aquel hombre con fama de “haragán, pegajoso y no muy cultivado”, tal como lo definió un colega del mismo fuero.

Una persona que ha sido agente de inteligencia del aparato represivo de la peor dictadura genocida que asoló nuestro país no puede seguir enquistado en el Poder Judicial de la Nación, tomando decisiones sobre cuestiones trascendentales que hacen a la vida de las personas.


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