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hugo-chavez-y-cristina-kirchnerrLa muerte de Hugo Chávez es una pérdida enorme para la mayoría del pueblo venezolano y también lo es para los pueblos de América Latina.

Sin duda alguna, su figura ha marcado la vida política de Venezuela y también de nuestro continente en las últimas dos décadas. Su peso político fue en aumento durante años y su gobierno promovió cambios sociales e institucionales trascendentes.

Venezuela venía de ser arrasada por décadas de entrega y miserias populares, y tras la llegada de Chávez al poder adquirió características de país independiente. Con la irrupción del modelo bolivariano se abrieron allí puertas muy grandes, que repercutieron sobre toda Latinoamérica y debilitaron a los viejos regímenes políticos bipartidistas.

En ese sentido, en Venezuela, nuestra organización hermana Marea Socialista, construye al interior del proceso revolucionario bolivariano una corriente socialista y anticapitalista que defiende las conquistas logradas y lucha por cambios de fondo, enfrentando a la oposición de derecha y también a la burocracia de Estado y a la corrupción, que son flagelos del propio proceso.

En la Argentina, de Cristina para abajo, el kirchnerismo gobernante intentó siempre “subirse” a la épica bolivariana en busca de rédito político. Por eso el discurso oficial suele revestirse de tintes progresistas y latinoamericanistas. Sin embargo, los tintes no dejan de ser tintes y por eso cabe desmenuzar los contenidos reales por sobre las apariencias.

Por empezar, es distinta la génesis de ambos gobiernos. En Venezuela hubo un proceso revolucionario del que surgió el movimiento bolivariano y Chávez fue su figura emergente. Aquí hubo un 2001, pero los K no fueron actores centrales ni de reparto. Néstor y Cristina llegaron al poder apadrinados por Duhalde y con un negro paso previo por el menemismo, que quisieran borrar.

Como proyecto político, y pese a sus contradicciones y limitaciones, Chávez proponía ir hacia el socialismo del siglo XXI. En cambio acá, como antes defendía Néstor, Cristina defiende el modelo capitalista. En Venezuela se abrió un proceso constituyente que introdujo cambios democráticos, en ruptura con el viejo régimen. Acá sólo piensan en una reforma constitucional si es para imponer la re-reelección, criminalizan la protesta social, dictan la ley “antiterrorista” y montan el Proyecto X. Allá recuperaron el petróleo y otros recursos. Acá se siguen entregando, sobre todo con la megaminería, mientras hay crisis energética y siguen privatizados los trenes, el subte y demás servicios públicos. Allá se lograron conquistas sociales. Acá se atacan, con la nueva ley antiobrera de ART, cobrando Ganancias al salario y poniendo techo a las paritarias.

Otra diferencia cualitativa es la actitud hacia el imperialismo norteamericano. Mientras Chávez constituyó un desafío real desde un posicionamiento de independencia política, Cristina no pasa más allá de la retórica. Venezuela es el único país que no envió tropas a Haití, por ejemplo, en tanto que la Casa Rosada cumple fielmente las órdenes militares de la Casa Blanca. Los cacareos del gobierno K contra los fondos buitres no impiden que les concedan la reapertura del canje, así como el cepo al dólar sólo busca acumular para seguir pagando deuda externa que es ilegítima.

Las semejanzas de forma entre Chávez y los K, entonces, no pueden ocultar estas diferencias sustanciales. Desde la izquierda valoramos los avances que significó el proceso bolivariano y apostamos a la unidad latinoamericana hacia nuestra segunda y definitiva independencia. En cambio, rechazamos el doble discurso de los K y apostamos a fortalecer una alternativa política de unidad para ir por los cambios estructurales que hacen falta. Si allá hay que profundizar los cambios revolucionarios, acá hay que empezarlos.


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