Compartí esta nota en tus redes:

wpid-COMISION2.gifProyecto de declaración 

La Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires expresa su rechazo al fallo de la Corte Suprema norteamericana en favor de los fondos buitres, señala que no es salida la negociación con dichos usureros internacionales e insta al Poder Ejecutivo Nacional a suspender todo pago de deuda externa y a destinar esos fondos a honrar las deudas con nuestro pueblo.

Asimismo, esta Legislatura señala la necesidad de auditar el endeudamiento externo en su conjunto a fin de determinar qué parte del mismo es ilegítima y cuántas veces ya se ha pagado la supuesta parte legítima.

Fundamentos
Señora Presidenta:

Como era previsible, la Corte Suprema yanqui ha favorecido a los fondos buitres que no entraron en los sucesivos canjes de títulos de la deuda externa argentina. Lamentablemente, el gobierno nacional y la oposición tradicional coinciden en la estrategia de negociar para terminar pagando. En el caso de Repsol, las bravuconadas del oficialismo concluyeron una vez más… en pagar.

A nuestro entender, toda la deuda externa es ilegítima, ilegal y fraudulenta. Buena parte de ella, incluso en la que hace poco se le ha pagado al Club de París, fue contraída por la dictadura genocida. Otra parte es deuda del sector privado, que luego fue estatizada. Los endeudamientos contraídos por gobiernos constitucionales tampoco fueron en beneficio de la población. Y a esto se suma el mecanismo de la usura, que acumula intereses de intereses de intereses.

Ya en julio del año 2000, el juez federal Jorge Ballestero que investigó la deuda externa comprobó la existencia de al menos 477 delitos y aconsejó que la misma fuera auditada por el Congreso nacional, tarea que éste nunca hizo.

La enorme sangría que desde hace décadas implica pagar ese fraude no ha significado un desendeudamiento para nuestro país sino, muy por el contrario, que actualmente nos encontramos más endeudados que nunca.

Si al inicio de la última dictadura militar debíamos 7 mil millones de dólares, a su finalización 42 mil millones y en los años ’90 más de 100 mil millones, hoy, tras años de pagar y pagar, el propio INDEC estima que “debemos” unos 150 mil millones de dólares. O sea: más pagamos, más debemos. Y eso sin incluir la deuda pública con organismos nacionales como la ANSeS, el Banco Nación y el Banco Central.

La contracara de tales pagos -que por supuesto complacen al FMI, el Banco Mundial y demás organismos internacionales, bancos y acreedores externos- es el enorme costo que conllevan para el pueblo argentino, que ve siempre postergadas las respuestas a sus necesidades. Los gobiernos “honran” la deuda externa, y hasta se jactan de hacerlo, pero no cumplen con las deudas sociales.

Ante esta situación, y en el mismo sentido de la pelea que entre otros dio Alejandro Olmos, entendemos que corresponde tomar la decisión soberana de suspender todo pago de la deuda externa, investigarla globalmente y destinar a salud, educación, vivienda, empleo y demás necesidades sociales los millones que hoy van a engrosar los bolsillos de los usureros internacionales.


Compartí esta nota en tus redes: