En estas elecciones, lamentablemente las fuerzas de izquierda de conjunto no logramos salir como un fuerte polo ni como opción para millones.
El FIT, que ocupa el primer lugar electoral de la izquierda, no logró dar un salto en su caudal ; retrocedió alrededor de 450.000 votos comparado con las últimas elecciones del 2013. El más notorio de esos retrocesos fue el del PO: en Salta, que era su bastión, cayó del 20% en elecciones pasadas a tan solo un 3% el último domingo.
Es verdad que las elecciones ejecutivas son distintas y más difíciles que las legislativas, mas esto no puede ocultar que en dos años el FIT encabezado por Altamira y PO pudo abrirse a otras fuerzas y a conformar un gran movimiento amplio y de izquierda que le permitiera seguir avanzando pero no lo hizo. Así facilitó su propio estancamiento y retroceso. Igualmente, el FIT sigue siendo quien ocupa el espacio electoral a izquierda con muchos trabajadores y jóvenes que todavía le dan su voto. Por eso tiene una gran responsabilidad política que creemos debería asumir de cara a los desafíos que la izquierda tiene por delante, en lugar de seguir encerrado en peleas internas cada vez más pronunciadas.
El resto de las fuerzas de izquierda y populares (FP, MAS, MST) no logramos superar las PASO, con resultados bajos y muy parejos entre sí. Resulta evidente que el hecho de que no haya una gran unidad sino mucha dispersión nos afecta a todos.
En nuestro caso, recorrimos el país con nuestra formula Bodart–Ripoll, instalamos una idea política de nueva izquierda y logramos tener candidatos propios en más de 20 provincias, que son una base muy importante para el desarrollo militante de nuestra fuerza y para la intervención cotidiana en las luchas y procesos políticos que vienen.
Este importante desarrollo no nos hace perder de vista que de cara a la disputa grande, en la cual creemos, esta elección no nos permitió tampoco a nosotros aparecer como una opción para una franja social mayor.
La derrota de Altamira y los debates en el FIT
Ahora el FIT entra en una nueva situación, ya que la derrota de Altamira-Giordano expresa un cambio en su relación de fuerzas interna y es, sobre todo, un golpe político al PO.
Los días previos a las elecciones, consultado en televisión sobre la división de la izquierda, Altamira equivocadamente negó esa realidad, diciendo que el 98% estaba en el FIT, cuando todo el país veía spots y declaraciones de 5 candidatos presidenciales de fuerzas de izquierda y populares y cuando es evidente que hay muchas organizaciones de izquierda fuera del FIT.
Negar esa realidad tan evidente por un lado y subestimar a su adversario interno por otro, le valieron un cierto «voto castigo» y una derrota que abre muchos interrogantes a futuro.
Por otra parte, emergió como sorpresa el triunfo de Del Caño en la interna del FIT, con el 1,68% de votos. Creemos que ese voto a Del Caño refleja la necesidad de miles de votantes de encontrar cierta renovación en la izquierda. Al mismo tiempo, los planteos políticos del PTS no son muy disímiles a los de PO, y en ese sentido la juventud de Del Caño no expresa una propuesta renovadora: el PTS es parte del sectarismo clásico más acendrado que quiere evitar nuevas ideas que ayuden a conformar grandes movimientos políticos amplios desde la izquierda.
Por eso ahora Del Caño declara dos cosas contradictorias. Por un lado dice que no quiere un frente en donde esté el MST, ni quiere tampoco a los grupos aliados del PO y declaró a la prensa que «el FIT no crece sumando grupos». Pero a la vez pide que las listas que no pasamos las PASO lo votemos y que los grupos aliados al PO hagan una fuerte campaña por su candidatura presidencial.
Del Caño y el PTS no hacen ninguna propuesta seria y unitaria pensando a futuro, pero sí hacen un pedido electoralista marcado por la incoherencia política y el oportunismo.
En nuestro caso, hemos definido que a fin de mes se reunirá nuestra dirección nacional, donde analizaremos la situación nacional, pondremos a debate qué hacer ante las elecciones de octubre y sobre todo y muy importante, qué hacer a mediano y largo plazo para tratar de avanzar en conformar una gran confluencia de toda la izquierda política y social.
Conformar una gran coalición de izquierda es la tarea pendiente
Surge evidente de estas elecciones que más del 95% de la población de nuestro país no eligió a candidatos de izquierda. Quien niega esa realidad no puede darse una política concreta para intentar avanzar. O dicho de otra forma, se contenta con sacar 2 ó 3%, cuando eso es muy limitado y no genera ningún cambio positivo real para millones de trabajadores y sectores populares.
Nosotros desde el MST-Nueva Izquierda partimos de reconocer ese déficit e intentamos trabajar políticamente para superarlo. Por eso más allá de las diferencias que nos separan con las fuerzas del FIT y con otras corrientes, nuestra política estratégica es seguir intentando una confluencia unitaria, poniendo por delante los acuerdos que existen y que son muchos.
Sabemos que hay sectores de izquierda, como el PTS, que se oponen con tozudez a lograr una mayor unidad. Y equivocadamente buscan emparentar una posible y gran coalición de la izquierda en nuestro país con el ejemplo de la reciente claudicación del sector moderado de Syriza en Grecia.
Para rechazar la unidad hacen comparaciones ficticias y equivocadas, porque Syriza muestra dos cuestiones clave: 1º) que una gran coalición de izquierda puede ser opción de gobierno y derrotar a los viejos partidos, y 2º) que debemos pelear en esas coaliciones para que las alas más radicales y de izquierda seamos mayoría. Lo que seguro no demuestra Grecia es que aquí no haga falta una gran unidad electoral y política de toda la izquierda.
Además, en nuestro país tenemos un gran peso las corrientes que nos consideramos del trotskismo y que defendemos una política anticapitalista y socialista. ¿Qué duda cabe que trabajando juntos podríamos ser mayoría en una unidad amplia de izquierda?
Negarse a intentarlo es el peor crimen político que se puede cometer contra el avance de una perspectiva para llegar al poder, aunque se lo haga bajo un seudo discurso «rojo» y supuestamente revolucionario.
Esperamos que los compañeros del PO, tras la nueva realidad que vive el FIT, se animen a transitar este camino dando pasos unitarios y amplios junto a los compañeros y grupos que los acompañan y junto a organizaciones que no integramos ese frente.
Porque, de no hacerlo, el FIT no tiene otro futuro más que seguir retrocediendo. De allí que invitamos a todos los votantes y simpatizantes de izquierda, a la vanguardia obrera y estudiantil, a reflexionar juntos sobre estas cuestiones, tan decisivas para los años que se vienen.
Previo a las elecciones y en nuestro spot de campaña que vieron millones de personas, decíamos que nuestro compromiso es seguir trabajando por una gran unidad. Eso queremos seguir haciendo.
Debatiremos fraternalmente todo lo que haga falta con las fuerzas integrantes del FIT y con otras organizaciones que, al igual que nosotros, están por fuera de este frente. Estamos abiertos a dar pasos unitarios con quienes estén dispuestos. Mientras tanto, seguimos haciendo fuerte en todo el país nuestra organización de nueva izquierda, como un aporte a esta tarea estratégica por demás imprescindible.