La movilización del pueblo catalán por su independencia es hoy el proceso más dinámico de Europa. La elección parlamentaria del 27 de setiembre ha sido una nueva demostración mayoritaria en favor de la soberania y otra derrota de la España imperialista y monárquica.
Once fueron las listas que compitieron y tres las posturas en relación a la independência: los partidarios del SÍ lograron el 48% de los votos y eligieron a la mayoría de los diputados; los del NO sacaron el 39%, y los restantes corresponden a formaciones que no se prounciaron ni a favor ni en contra.
Entre las fuerzas soberanistas se produjo un retroceso de la alianza entre Esquerra Republicana y el partido burgués de Artur Mas, que gobierna desde hace años, y un gran avance de la CUP, formación de izquierda declaradamente anticapitalista que pasó de 3 a 10 diputados. De los monárquicos lo relevante fue el avance de Ciudadanos, que salió segundo, y el hundimiento del PP y el PSOE.
Otro de los fracasos estrepitosos fue el de Podemos y la lista que integró junto a EUIA e ICV. Fue castigado severamente por su propia base electoral por darle la espalda al proceso independentista. Hizo campaña contraponiendo la necesaria defensa de los derechos sociales a las ansias independentistas de la población, cuando una y otras van de la mano. La actitud de este sector de la izquierda españolista debilitó la lucha por la República Catalana y por ende la de la propia República Española. De hecho, la derecha hace campaña contando los votos de Podemos como si fueran a favor del NO.
En los proximos días, los diputados electos definirán el nuevo gobierno y cómo sigue esta batalla apasionante de un pueblo que quiere decidir su propio destino. La CUP tiene en sus manos la última palabra. Esperamos que sepa utilizar el poder que ha adquirido para fortalecer el camino hacia la independencia al mismo tiempo que una perspectiva anticapitalista.
Desde Barcelona