Las y los enfermeros vienen luchando desde hace tiempo por mejorar su condición como trabajadores. El pasado 21 de septiembre, se movilizaron en la Ciudad de Buenos Aires, en plena pandemia, por sus derechos laborales ante una situación desesperante. La respuesta por parte de Larreta fue una brutal represión que terminó con 3 enfermeras heridas. Lejos de callar los reclamos, provocó que se levantara un movimiento que hoy va por todo y contra todos, que cuestiona el modelo hegemónico de salud y también el modelo sindical para conquistar lo que les corresponde como trabajadores esenciales.
Reconocimiento de la profesión y mejoras laborales
Enfermería comenzó como profesión en la edad media, para responder a pandemias como la actual. En ese momento fue relegada por la figura del médico y fue considerada un “recurso” para la curación. En el capitalismo, la salud fue pensada como una rama productiva a la cual aplicar su lógica de mercado. Así los establecimientos estatales pasaron a ser un gasto y los derechos laborales cada vez más vulnerados. Se fortaleció en paralelo el modelo de salud privada corporativa y se desarrolló la industria de los medicamentos. La pandemia del COVID 19 demostró el desastre de este modelo.
Las y los enfermeros arrastran problemas como la explotación laboral. La OMS considera que debería haber 23 enfermeras cada 10 mil habitantes, en Argentina solo contamos con 8. La precarización también se explica por ser un trabajo feminizado, en su mayoría son mujeres sostén de hogar. Soportan maltratos, discriminación y salarios bajos.
Hoy, un enfermero o enfermera, cobra de básico 35 mil pesos, muy lejos de los 72 mil que hacen falta para cubrir la canasta básica, y tiene que hacer muchas horas extras para poder llegar a fin de mes, Tampoco les reconocen títulos o especializaciones y, en el último censo realizado hace más de 20 años, tan solo el 1% contaba con una licenciatura. En CABA la carrera de profesionales de la salud está contemplada en la Ley 6035, sin embargo, enfermería hoy se encuentra por fuera de esa ley, lo cual implica discriminación salarial (aproximadamente de un 40% con respecto al resto del equipo de salud) y en el conjunto de sus condiciones laborales. Este es, quizás, el reclamo más importante: ser reconocidos como profesionales. Paradójicamente, en el año de la enfermería declarado por la OMS, el gobierno de la Ciudad se niega a reconocerlos.
Las burocracias de SUTECBA, gremio mayoritario en la Ciudad, y de UPCN a nivel nacional no apoyan estos reclamos y no han participado de las acciones votadas por el gremio ALE (Asociación de Licenciados en Enfermería) que, con el método asambleario, logró poner en pie acciones de lucha cuestionando al modelo sindical existente y planteando una nueva dirección democrática y combativa de enfermería, que busca articular con el resto de los equipos de salud. Nuestros compañeros de Alternativa Salud y ANCLA acompañan y son parte de esta experiencia de construcción.
Medidas de fondo ante una situación crítica
Las medidas de emergencia que planteamos desde el MST en el FIT Unidad como una necesidad para enfrentar la pandemia, son parte de una estrategia para resolver los graves problemas estructurales que arrastra el sistema y apuntar a un cambio radical, de fondo, hacia un sistema único de salud.
Para eso hace falta triplicar el presupuesto, basado en fuertes impuestos a los ricos y al no pago de la deuda, para ir a un sistema que funcione financiado desde rentas generales a cargo del Estado. Hace falta aumentar los planteles y los salarios, pero hacia una jerarquización global de los trabajadores y con salarios actualizables que permitan su formación continua en horario laboral sin necesidad de practicar el pluriempleo. Declarar de utilidad pública, sujetos a expropiación, todos los insumos y la capacidad instalada del sector privado. Nacionalizar clínicas y sanatorios. Democratizar el funcionamiento de las obras sociales que hoy le meten la mano en el bolsillo a los trabajadores y enriquecen a dirigentes sindicales vendidos. Incautar los medicamentos necesarios y fijar su precio en base al costo real de producción; e incentivar la producción pública de los mismos, como pasos hacia la nacionalización de los laboratorios de especialidades medicinales con un funcionamiento bajo control obrero y en estrecha relación con las universidades nacionales y sus proyectos de investigación. Anular las patentes para que los medicamentos sean un bien social, accesible y gratuito, y no una mercancía.
Con la pandemia en el peor momento, los distintos gobiernos se caracterizan por maltratar y discriminar de igual manera a las y los trabajadores esenciales. Ante esto, insistimos en medidas de fondo, lo hacemos desde el apoyo irrestricto a todas las peleas que llevan adelante en CABA, en Buenos Aires y en todo el país.